¿Cuándo se comenzó a cambiar la hora en Europa?

Con la llegada de la primavera, el cambio de hora se hace obligatorio en Europa. La noche del sábado a domingo, los ciudadanos de los distintos países europeos duermen una hora menos y mueven las agujas del reloj. Se adelanta en el horario de verano – de las dos a las tres-, mientras que en invierno se vuelve a retrasar – de las tres a las dos-. Un cambio que, según dicen los expertos y, sobre todo, los padres, afecta especialmente a los más pequeños de la casa.

Pero… ¿por qué cambiamos la hora? y, sobre todo, ¿cuándo comenzó a hacerse y con qué razón?

Para encontrar la respuesta, hay que remontarse al año 1974, fecha de la primera crisis del petróleo. En ese momento, las alarmas saltaron y los dirigentes de los países decidieron adelantar sus relojes para aprovechar mejor la luz solar. Unos años después este primer cambio se convirtió en directiva en la Unión Europea, a partir de 1981.

De esta forma, el horario de verano comienza oficialmente en Europa el último domingo de marzo de cada año a las dos de la madrugada. La mayoría de los móviles actuales están programados para cambiar automáticamente la hora, evitando así la confusión habitual del día a siguiente. No así los tradicionales relojes de aguja que se debe hacer manualmente.

Este horario de verano se prolonga hasta las tres de la madrugada del último domingo del mes de octubre, cuando la hora se retrasa sesenta minutos.

Sin embargo, la pregunta que muchos se formulan estos días es si este “pequeño trastorno” realmente sirve para algo. Un informe elaborado por al Comisión Europea en 1999, indica que esta medida supone un ahorro importante, especialmente para los sectores del transporte y de la comunicación.  Se materializa sobre todo para estas empresas, también para el turismo, el ocio o la salud, más que para el consumo eléctrico de una vivienda.

Según datos del Ministerio de Industria del Gobierno español, el consumo eléctrico en España se reduce un 5%, gracias al cambio de hora, lo que equivale a unos 300 millones de euros.

Sin embargo, también hay voces discordantes que aseguran que este ahorro no es tal, ya que muchas empresas prolongan su horario más allá de las seis de la tarde y muchos comercios continúan abriendo sus puertas a las diez horas. Quizá, no se trate sólo de cambiar la hora, sino otros hábitos de vida.

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